sábado, 30 de octubre de 2010

Arte y medicina

Aquí os pongo un artículo que relaciona dos áreas. A primera vista, no tienen nada que ver, pero desde luego, pueden servirse y apoyarse mutuamente. Es un ejemplo de los grandes campos que abarca el arte, de su gran multidisciplinaridad.

Arte y Medicina. La Enfermedad a través de la Pintura
El arte y la ciencia médica se nutren de un fondo común: el Humanismo. La pintura quizá sea, por su inmediatez, la actividad artística que ha dejado testimonios más impresionantes de esa cara oscura del devenir de los hombres, mostrándolas, unas veces, y atenuándola, otras, con la viveza de la luz y el color.
La ciencia médica y el entorno que rodea a la enfermedad han sido protagonistas vivos de esta cruel realidad, y un sinfín de imágenes plasmadas en los lienzos constituyen una brillante galería ilustrada de la patología humana, en la que el artista, quizás sin proponérselo, se convierte en mensajero de un rico y útil legado para conocer nuestra historia pasada.
ANATOMIA
Esta disciplina constituye la pieza angular sobre la que se asienta el conocimiento del organismo humano, y muchos predecesores en la investigación médica tenían una clara conciencia de que muy difícilmente se llegaría a comprender la enfermedad sin saber antes con el mayor detalle posible cómo era nuestro interior.
Es éste el motivo por el cual existen en la Historia de la pintura multitud de bocetos, esquemas, dibujos y lienzos, realizados tanto por artistas como por médicos, vocaciones que a veces se aunaban en una misma persona. Hasta tal punto es esto cierto, que, en ocasiones, sería difícil distinguir la verdadera profesión de los autores de algunas obras pictóricas.
¿Hubiera pensado Vesalio -eminente anatomista del siglo XVI- y el gran Leonardo da Vinci, que compartirían aficiones similares?.
Comienza, en el siglo XVI la era de los grandes anatomistas, que, a pesar de innumerables obstáculos sociales, religiosos y políticos, llegarían a disfrutar del reconocimiento histórico, aunque en aquel entonces hubieran de soportar las leyes que el poder establecía muy estrictamente.
La Lección de Anatomía, del genial Rembrandt, es un cuadro tan representativo del ámbito médico que ha llegado a convertirse casi en un tópico. El verdadero nombre del lienzo es Lección de Anatomía del profesor Tulp, y en él se expresa de una forma manifiesta la gran preocupación que persiguió al autor en toda su obra: la luz.


Inspirado en el Cristo de Mantenga, el cadáver, que parece estar iluminado por la lámpara de un moderno quirófano, refleja esa misma luminosidad, mientras las caras de los sorprendidos galenos que rodean el cuerpo inerte contribuyen activamente a destacar aún más esta cualidad.



CABEZA
Siguiendo la más elemental lección de Anatomía y dividiendo nuestro cuerpo en esta sencilla y tradicional clasificación, podemos afirmar que todas las enfermedades se manifiestan durante su evolución en alguna de las tres grandes partes del cuerpo.
“La cara es el espejo del alma” sentencia el dicho. Y, entre otras cosas, esta parte de la cabeza expresa con gran meticulosidad los estados anímicos, funcionales y orgánicos, del más amplio espectro de la patología humana.
Pocos artistas han sabido hacer aflorar al rostro las miserias humanas con tanta fidelidad como Francisco de Goya. En Las Viejas se representa a dos mujeres de edad avanzada, una de las cuales posee una nariz deformada como consecuencia, con toda seguridad, de una sífilis congénita, enfermedad muy frecuente en la época en que vivió el autor.



Esta mención merece también el Retrato del Duque de Urbino y su hijo Guidobaldo, pintado por Pedro Berruguete en 1475 y que se encuentra en la Galería de los Uffizi de Florencia.


A este personaje, cuyo nombre completo era Federico de Montefeltro se le representa siempre de perfil, aumentándose de esta forma la fealdad de su rostro desfigurado en un torneo, donde fue herido en la nariz y perdió el ojo derecho.
Como puede observarse, la pirámide nasal y las estructuras óseas faciales se comportan como auténticos delatores de la enfermedad que padece así como su personalidad.



La rinofima, por ejemplo, determina por completo el rostro del protagonista del Retrato de un viejo con un niño, el Conde Sasseti. Resulta curioso, observar cómo la figura infantil, el nieto del Conde, imprime al cuadro un cierto aire de ternura que disminuye el aspecto desagradable del conjunto plástico creado por el pintor florentino Ghirlandaio.



El prognatismo ha sido una constante biológica característica de los Austrias , y en creaciones de Tiziano, Claudio Coello y el inmortal Velázquez podemos apreciar como Carlos V, su bisnieto Felipe IV y el hijo de éste, Carlos II, portaban el inequívoco sello familiar.




Algunos rasgos del carácter han sido plasmados brillantemente a lo largo de la Historia de la pintura. La melancolía, los estados de tristeza y, en definitiva, la depresión en cualquiera de sus formas, pueden verse en muchas obras emblemáticas .
En La Dolorosa, de Murillo, se siente la esencia misma del dolor humano, mirando la cara de la Virgen que sufre por la muerte de su hijo, Murillo expresa una sensación de resignación y dolor que se quedan a las puertas de la depresión. Es como si el artista quisiera, de manera vehemente, convencernos de que la grandeza de la santidad impide caer en el abismo de la desesperanza.



Otro pintor, El Bosco, precursor del surrealismo, nos representa una simbología mágica y alquimista repleta de mensajes que podrían darnos la sensación de que son productos de una mente quebrantada por una esquizofrenia ; sin embargo, nada más lejos de la realidad.
Lienzos como La nave de los locos ejercen mediante este simbolismo una crítica feroz contra algunos representantes de órdenes religiosa. En La extracción de la piedra se presenta una práctica habitual del curanderismo de la época cuyo objetivo era sanar al supuesto paciente de la estupidez más que de la locura.
Afortunadamente, esta operación no se llevaba a cabo y sólo se quedaba en una mera representación en la que la inocente víctima permanecía con el mismo grado de necedad que antes de la supuesta intervención. Podemos imaginar lo que supondría para el ser humano el padecimiento de algunas minusvalías en una sociedad carente por completo de estructuras sociales protectoras de los menos favorecidos.



Así, la ceguera, que puede ser considerada como una de las taras más invalidantes que haya sufrido el hombre en toda su historia, se encuentra ampliamente representada en la obra artística de multitud de pintores. La Parábola de los ciegos, de Brueghel El Viejo, es una patética muestra de estremecedor realismo, de un dramático metafórico pasaje de San Mateo, donde nos recuerda que “cuando un ciego guía a otro ciego ambos caen en el abismo”.



TRONCO
Los deformes, lisiados, enanos y otros personajes afectados de diversas deficiencias se encuentran también magníficamente representados en la Historia del Arte y, más en particular, en la pintura universal. Velázquez fue un indiscutible observador de estas deformidades, y su dilatada obra pictórica nos ha legado un auténtico “libro abierto” de numerosas alteraciones de origen endocrinológico.
Debemos a los Austrias el conocimiento de estos personajes, ya que la idea de retratarlos fue una iniciativa de los monarcas que encargaron a uno de sus pintores de Cámara. El niño de Vallecas, llamado Francisco Lezcano, era un bufón del príncipe Baltasar Carlos y constituye una fidelísima muestra del cretinismo. Destaca en el retrato la desproporción entre el tamaño de la cabeza y el del resto del cuerpo.
Esta misma patología es la que pudo haber padecido Mari Barbola, que con su monstruosa presencia inunda el primer plano de una obra cumbre como Las Meninas. Otros autores apunta a una acondroplasia o a un enanismo como responsables del aspecto de un personaje.
Otro protagonista, Nicolasito de Pertusato, que en el momento del retrato frisaba los 30 años, sugiere claramente un enanismo con hipogonadismo, en el que puede observarse la ausencia de vello adulto aparte de las facciones típicamente infantiles. Don Antonio el Inglés está considerado como el mejor de la serie. El retratado representa los estigmas típicos de un enanismo posiblemente de origen hipofisario. Según algunos autores, este cuadro puede que no se deba al pincel de Velázquez, sino al de Carreño de Miranda.





EXTREMIDADES
La mano es una estructura que puede expresar casi tantos sentimientos y sensaciones como el rostro. La riqueza de sus movimientos es uno de los elementos más diferenciadores de la escala filogenética – la que ha seguido la evolución de las especies- y una de las más expresadas.
Hay que tener en cuenta que la artrosis y la artritis han sido compañeras inseparables del ser humano desde los inicios de su presencia en el planeta. Son innumerables las manos artrósicas y artríticas que inundan las salas de los museos del mundo. En el Retrato de una mujer de 62 años, de Franz Hals, puede verse un magnífico ejemplo de los nódulos de Heberden.



Algunos maestros como Botticelli nos han dejado un estupendo muestrario de afecciones reumáticas. En el Retrato de un joven y en la Madonna Bardi aparece un síntoma típico de la artritis reumatoide: la inflamación de las articulaciones interfalángicas.





Otras enfermedades del colágeno –principal contribuyente orgánico de la sustancia de los huesos y cartílagos- es la esclerodermia. Ambos son reflejados con todo detalle por Marinus en el San Jerónimo en su estudio; la esclerodatilia o endurecimiento o atrofia de la piel de los dedos, y la cara afilada con la boca pequeña y los labios delgados, podrían servir para ilustrar perfectamente el mejor libro de Medicina interna.


En otro extremo, los pies ocupan también extensos capítulos en la pintura universal. La gota, enfermedad de los reyes y hombres opulentos, la encontramos representa mediante enormes vendajes en gruesos y satisfechos personajes . Sirva como ejemplo el cuadro de Hogarth Capitulaciones matrimoniales, donde el sufrido paciente continúa desarrollando su trabajo habitual, casi ajeno a los síntomas de esta molesta afección.



En definitiva. El arte y la ciencia se relacionan íntimamente. Ambas actividades son consecuencia del intelecto y se nutren de un fondo común: el Humanismo. Este puede considerarse un enfoque para interpretar las obras de arte que la creatividad humana nos ha dejado como legado universal.

MAYTE SUAREZ SANTOS
Periodista científica especializada en Medicina

Fuente: www.buscasalud.com/boletin/analisis/2003_04_11_15_18_14.html

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